Los molinos son sin duda los espejos donde se han reflejado
los cambios tecnológicos y sociales que la evolución histórica nos ha ido
trayendo.
Eran un elemento imprescindible para la economía de
autosuficiencia que dominaba en todos los pueblos y sin duda un lugar de
reunión, ya que a lo largo del año era paso obligado para todas las casas del
pueblo y sus alrededores.
La evolución de la sociedad y el cambio en el modelo
económico hizo que los molinos poco a
poco dejaran de funcionar, y perdieran ese papel imprescindible que tuvieron durante siglos.
Son muchos los molinos que descansan en silencio a las orillas de los ríos o
barrancos.
En Bergua, a la orilla del Barranco Forcos todavía nos
podemos encontrar con los restos del molino de Casa Aguau. En su día quizás,
uno de los más importantes del Sobrepuerto.
Durante años el molino tuvo una doble función: por un lado
moler el grano y por otro suministrar luz a los vecinos de Bergua. Una luz de baja calidad que solo duraba tres
horas al día, pero un privilegio si se comparaba con muchos de sus pueblos
vecinos.
Cada noche se bajaba “a cerrar” Para que la balsa volviera a
acumular agua suficiente y volver a moler al día siguiente.
El molinero era de casa Aguau, Juan Antonio López y los últimos años de casa Anclara
Celestino López.
El molino dejo de funcionar
definitivamente en el año 1964
o 1965 coincidiendo con la
despoblación del Sobrepuerto.
En Bergua hubo otro molino mucho más antiguo del que todavía se puedan encontrar alguno restos pero del que no se tiene constancia a quién pertenecía ni hasta cuando funcionó.
Se encontraba casi en la unión de los barrancos A glera y A pera
El otro día asistí a una charla sobre el Sobrepuerto en Huesca. El ponente explicó que una vez deshabitado el pueblo, las luces seguían encendidas gracias al molino. Según las explicaciones de este blog... esto no sería correcto, ¿no?
ResponderEliminarTambién contó que las ruedas de moler habían desaparecido. Si las fotos publicadas son recientes, parece que eso tampoco sería correcto.