domingo, 18 de diciembre de 2011

Esconjuradero de San Vicente de Labuerda.

Los esconjuraderos son un elemento característico de la cultura y tradiciones pirenaicas. Son templetes que desde el siglo XVI al XVIII se construyeron específicamente para albergar rituales destinados a esconjurar o conjurar tormentas o tronadas, las plagas y otros peligros que amenazaban a las cosechas
Los rituales destinados a esconjurar tormentas y plagas se enmarcan dentro de las creencias y prácticas de una sociedad que creía que los rituales mágicos-religiosos eran la única arma con la que contaban para poder controlar el efecto devastador de la naturaleza. Una sociedad rural con grandes dificultades para el cultivo, era sumamente sensible a los fenómenos naturales como las sequías, las pedregadas o las tormentas.


El esconjuradero de San Vicente de la Buerda, en perfecto estado de conservación, es lugar de paso al cementerio y a la iglesia. Lo que le convierte en la puerta principal de acceso a este recinto monumental. Desde esta construcción de planta cuadrangular se vigilaban las tormentas procedentes de la Peña Montañesa. Este pequeño edificio elevado en piedra se abre a los cuatro puntos cardinales a través de cuatro arcos de medio punto.


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