lunes, 12 de noviembre de 2012

obellas, güellas...

No siempre resulta del todo agradable vivir a escasos cuatro o cinco metros de un corral lleno de ovejas. (sobre todo teniendo en cuenta que hace años que nadie limpia el fiemo, y en algunas zonas los animales pronto se darán con la cabeza en el techo...) así que en momentos de olores, y sobre todo de caparras no me resultan unos vecinos ejemplares. Sin embargo, me proporcionan otros instantes mágicos, como cuando pastan por las mañanas, o miro a los corderetes por el forau de la puerta.



P.D: Sin dudarlo ni un segundo; mil veces mejor el corral con todas sus caparras, que la urbanización de chaletes para veraneantes que hay propuesta por el nuevo plan  general de ordenación urbana d’o lugar, en el sitio que ocupa ahora este edificio.
 

3 comentarios:

  1. Pues anda que vivirían mal estas ovejas en un chalet...

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  2. No te quepa duda que son millors bezinas as güellas, o suyo olor a campo y as caparras que belún beraniante y as suyas leyes. Y lo te dize uno que leba ya muitos años combibiendo con ers...Ixo si, as güellas no dan triballo y con os beraniantes siempre podemos triballar de camareros...¡Ah, no! que la mayoría son de as tres Pes. Pipas, Pasiar y Pa casa...
    Salú

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