lunes, 19 de marzo de 2012

Monasterio de Obarra

A orillas del Río Isábena, en pleno corazón de la Ribagorza encontramos el monasterio de Santa María de Obarra. Su privilegiada posición como cruce de caminos, le permitió jugar un papel decisivo en la vida del condado de la Ribagorza.

Santa María de Obarra
La Iglesia de Santa María tiene planta Basilical y está integrada por tres naves. Como elementos decorativos destacan los capitales esculpidos muy toscamente, en los que se observan series de motivos geométricos y florales. Pero sobre todo resalta la decoración al exterior típica del Románico Lombardo.



Antiguamente aquí se encontraba un molino Harinero, actualmente es un albergue Juvenil
En cuanto al palacio abadial, hoy lo vemos casi en ruina, pero se puede adivinar el esplendor de otra época. El prior Pedro de Mur ordenó la construcción de la que iba a ser su morada entre los años 1550 y 1557. Este palacio, que es de estilo gótico tardío, constituye una magnífica mansión, en la que son de destacar la portada principal, coronada con doble arco apuntado y conopial, las ventanas cuarteladas o sencillas.


La ermita de San Pablo es muy simple, ya que consta de una pequeña nave rectangular y un ábside semicircular. La fecha de su construcción remonta al siglo XII.
ermita de San Pablo
El puente medieval en realidad es una recreación moderna puesto que el  2 de agosto de 1963 una riada se lo llevó completamente

El barón de Espés va unido a la tradición y leyendas de este monasterio y sin duda no puede faltar en las veladas nocturnas de los campamentos... Cuenta la leyenda que el Barón de Espés, que era un protector del monasterio de Obarra en el siglo XIII, fue enterrado aquí.  Realidad, Leyenda...

Leyenda del Barón de Espés
Hubo una vez en Espés un Barón tirano y vanidoso. Era el Barón Don Bernardo. Tenía esclavizados a sus siervos y ansiaba a una joven novicia del monasterio de Obarra. Pronto empezó a mandar regalos al Monasterio para que se le diese a la jovencita como esposa. Tanto los frailes como los vasallos estaban hartos de sus actitudes ya que no respetaba ni lo más sagrad, e hicieron causa común para acabar con él. Un buen día, el Barón acudió, como de costumbre, a cazar al monte. Tras él iba medio señorío en su busca.


         Una bruja del Turbón acudió a prevenirle…
Barón d'Espés, barón d'Espés si a Obarra ba,
a Espés no i tornarás més
        A lo que él sin miedo contestó
¿En los tres gosos que porto
y l´aspingarda?
Torná o no torná
a Obarra vuy aná

Sin detenerse siguió su camino pero cuando se adentro en el barranco, desde arriba los aldeanos le lanzaron piedras, y en el valle, los monjes les soltaron perros mastines rabiosos. Al día siguiente encontraron al barón de Espés , muerto y a tres perros despedazados a su lado.
Cuando se presentó la justicia nadie sabía nada. El misterio se extendió a su alrededor. La Justicia nunca aclaró aquel crimen, lo que contribuyó todavía más a dar pábulo a la leyenda. “Habrán sido las brujas del Turbón…”

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